Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/229

Esta página ha sido corregida
227
NOLI ME TÁNGERE

á Capitán Tiago si le viese. Ya semanas antes de profesar María Clara cayó en un estado de abatimiento tal, que empezó á enflaquecer y á ponerse triste como su examigo el infeliz Capitán Tinong.

Tan pronto como las puertas del convento se cerraron, ordenó á su desconsolada prima la tía Isabel recogiese cuanto á su hija y difunta esposa había pertenecido y se fuese á Malabón ó San Diego, pues quería vivir solo en adelante. Dedicóse al liam-pó y á la gallera y empezó á fumar opio. Si alguna vez al caer de la tarde os paseáis por la primera calle de Santo Cristo, veréis sentado en la tienda de un chino un hombre pequeño, amarillo, flaco, encorvado, con los ojos hundidos y soñolientos, labios y uñas de un color sucio, contemplando á la gente con mirada estúpida. Al llegar la tarde le veréis levantarse con trabajo y apoyado en un bastón dirigirse á una sucia casucha, encima de cuya puerta se lee en grandes letras rojas: Fumadero půblico de Anfión. Este es aquel Capitán Tiago tan célebre, hoy completamente olvidado.

El victorioso alférez se fué á España de teniente con grado de comandante, dejando abandonada á su mujer. La pobre Ariadna, al verse sola, se consagró también, como la hija de Minos, al culto de Baco, y fuma y bebe como un carretero.

Viviran probablemente aún nuestros conocidos del pueblo de San Diego, si es que no se han muerto en la explosión del vapor Lipa, que hacía el viaje á la provincia. Como nadie se cuidó de saber quiénes fueron los infelices que en aquella catástrofe murieron y á quién pertenecían las piernas y brazos desparramados en la isla de la Convalecencia y en las orillas del río, ignoramos por completo si entre ellos iba algún conocido de nuestros lectores. Estamos satisfechos, sin embargo, como el go-