Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/216

Esta página no ha sido corregida
214
JOSÉ RIZAL

perseguía y me maltrataba sin descanso!... ¡Ahora lo comprendo todo!... ¡Le parecía poco un mestizo, casi un indio, un pobre indio, para su hija!... Quería un español, aunque fuese un presumido sin fortuna como Linares... Pero ¡las pruebas!... ¿Dónde están las pruebas de que eres la hija de ese fraile cruel, de ese engendro de Satanás? ¿Dónde están las pruebas?...-exclamó Crisóstomo con vulso, con los ojos saliéndole de las órbitas y el cabello erizado.

La joven estaba horrorizada al ver el terrible aspecto de Ibarra.

—Cálmate, por Dios! ¡Si no me hubiesen enseñado las pruebas tampoco yo lo hubiera creído!...

¡Es espantoso!... ¡Figúrate lo que habrá sufrido mi corazón... Damasiado sé que mi padrino ha sido contigo muy cruel, pero á pesar de todo, no he podido dejar de quererle y de obedecer sus mandatos... Antes de saber que fuese mi verdadero padre, ya lo quería más que al otro... Cuando niña me colmaba de caricias y de regalos, y los afectos de la infancia no se borran fácilmente... No trato de disculpar su conducta para contigo... Te digo la verdad, toda la verdad, para que veas que he obrado lealmente.. ¡Quizás en su empeño de hacerme feliz, labró tu desgracia y la mía!... ¡No lo dudes, Crisóstomo!... ¡A pesar de sus consejos y de sus ruegos yo no he cesado de amarte!... ¡Si no te hubiesen prendido, hubiera entrado en un con vento, guardando allí mi secreto!... Hoy las circunstancias han cambiado, y antes de separarnos para siempre he querido decírtelo todo para que no me guardes rencor!... ¡Figúrate lo que habré sufrido al tener que perder los dos grandes cariños de mi vida!...

—Pero ¿las pruebas? ¿Dónde están las pruebas?

—exclamó Ibarra otra vez, lleno de impaciencia.