Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/208

Esta página no ha sido corregida
206
JOSÉ RIZAL

Capitán Tiago, hombre prudente y temeroso, no sabía por quién decidirse.

En estas dudas se hallaba cuando llegó el partido gubernamental, compuesto de doña Victorina, don Tiburcio y Linares.

Doña Victorina, aquella mestiza que conocimos en uno de los primeros capítulos, y que por seguir la moda europea se pintaba como un payaso, mencionó las visitas de Linares al capitán general, é insinuó repetidas veces la conveniencia de emparentar con una persona de categoría.

La esposa del doctor Espadaña estaba perfectamente ensayada por el padre Dámaso.

—Venimos precisamente á hablar con usted de este asunto.-Y guiñó el ojo maliciosamente, señalando á María Clara.-Tenemos que hablar de negocios, Capitán Tiago.

La joven comprendió que debía retirarse y se despidió lo más afectuosamente que pudo de la entrometida vieja y de sus acompañantes. Ya que no había podido ser la esposa del desgraciado Ibarrapor cuya triste suerte había derramado lágrimas n muy amargas, jamás entregaría su mano á ningún otro hombre. Podían hablar y hacer todos los proyectos que quisieran! ¡No estaba dispuesta á dejar que jugasen con sus sentimientos y su corazón! Lo que en aquella conferencia se dijo es tan bajo y mezquino que preferimos no referirlo. Basta decir que cuando se despidieron estaban todos alegres.

Cuando se quedó solo Capitán Tiago dijo á Tia Isabel: -Tienes que avisar á la fonda, pues mañana damos una fiesta. Ve preparando á María Clara, pues la casamos dentro de poco.

Tía Isabel le miró espantada.