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NOLI ME TÁNGERE

pobres pueblos europeos donde, á pesar de los progresos realizados, toda vía existía la esclavitud.

Y al ver las multitudes famélicas y sucias que vivian amontonadas en los suburbios de la ciudades y se agolpaban á las puertas de los asilos y de los cuarteles en busca de un plato de bazofia repugnante, y los labriegos de fisonomía bestial, con el cerebro duro como los terrones que arañaban desde tiempos seculares, y las manadas de obreros que á cambio de un salario irrisorio trepaban á los andamios, se achicharraban en las fraguas y se consumían en las minas, pensaba que los indios filipinos eran más felices, porque nunca les faltaba un plato de arroz y frutas de los árboles para alimentarse...

Se sucedían los recuerdos de una manera vertiginosa.

De nuevo se encontraba en su país. La alegría de pisar otra vez el suelo natal velase amargada por la noticia de la muerte de su padre. La felicidad de ser toda vía correspondido por María Clara, había sido casi eclipsada por el conocimiento de una historia horrible. Las palabras del teniente Guevara resonaban nuevamente de una manera lúgubre en sus oídos. Imaginábase á su dssgraciado padre encarcelado, abandonado de todos, moribundo, y surgía ante sus ojos, iluminados por la ira, la vengativa figura del padre Dámaso. Crueles remordimientos hacían presa de su alma. ¡Era un mal hijo que no había sabido vengarse de los verdugos de su padre! ¡Lo había cegado el amor! El deseo de ser feliz al lado de la mujer amada le había hecho olvidar los agravios. De poco había servido su egoísta conducta. Sus implacables enemigos, los que habían asesinado al autor de sus días y ni siquiera habían respetado sus cenizas, le