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NOLI ME TÁNGERE

—Eres tú?-exclamó éste volviéndose y fingiendo sorpresa.-¿Acepta tu hermano mi proposición ó vienes á apostar? ¿Cómo quieres que apostemos si lo hemos dido todo?

—Entonces aceptáis?

—El no quiere! ¡Si pudieses prestarnos algo, ya que dices que nos conoces!...

—Si que os conozco; sois Társilo y Bruno, jóvenes y fuertes. Sé que vuestro valiente padre murió de resultas de los cien azotes diarios que le daban esos soldados; sé que no pensáis vengarle...

—No te entrometas en nuestra vida -interrumpió Társilo, el mayor.-Si no tuviésemos una hermana ya haría tiempo que estaríamos ahorcados!

—¿Ahorcados? Sólo ahorcan al que no tiene dinero ni protección. Además, el monte está cerca para los que poseen unąs piernas ligeras como vosotros.

—Ciento contra veinte, voy al blanco!-gritó uno al paear.

—Préstanos cuatro pesos... tres... dos-suplicó el más joven:-luego te devolveremos el doble; la Boltada va á empezar.

Lucas rascóse de nuevo la cabeza.

¡Tts! Este dinero no es mío, me lo ha dado don Crisóstomo para los que le quieran ser vir.

Pero veo que no sois como vuestro padre; aquel sí que era valiente; el que.no lo es que no busque diversiones.

Y se alejó de ellos unos pasos.

—Aceptamos: ¿qué más da? Lo mismo tiene morir ahorcado que de un tiro. Los indios pobres no ser vimos para otra cosa.

Entretanto se había despejado el redondel é per-