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NOLI ME TÁNGERE

—No lo sé, señor; esta mañana le han llegado dos; uno de ellos es el lasak que ganó al talisain.

—¿Crees que mi bulik puede luchar con él?

—¡Ya lo creo! ¡Pongo mi casa y mi camisa! En aquel momento llegaba Capitán Tiago. Vestía, como los grandes jugadores, camisa de lienzo Cantón, pantalón de lana y sombrero de jipijapa.

Detrás iban dos criados llevando el lasak, gallo blanco de colosales dimeneiones.

—Sinang me ha dicho que María estaba enferma —dijo Capitán Basilio.

—Si; á causa de los disgustos de estos días; pero ya está mejor.

—¿Perdió usted anoche?

—Un poco; ya sé que usted ha ganado; voy á ver si me desquito.

—¿Quiere usted jugar el lasak?-preguntó Capitán Basilio mirando el gallo y pidiéndoselo al criado.

Según, si hay apuesta.

—¿Cuánto pone usted?

—Menos de dos no lo juego.

—¿Ha visto usted mi bulik?-preguntó Capitán Basilio, y llamó á un hombre que cuida ba un pequeño gallo.

Capitán Tiago lo examinó, y después de pesarlo y de analizar las escamas lo devolvió al criado.

—¿Cuánto pone usted?

—Lo que usted.

—¿Dos y quinientos?

—Tres? ¡Tres!

—¡Para la siguiente! El corro de curiosos y jugadores esparce la noticia de que van á jugar dos célebres gallos; ambos tienen su historia y su fama conquistada. Todos