Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/162

Esta página no ha sido corregida
160
JOSÉ RIZAL

ra no es más que un cadáver y va á ser vendido por una peseta, para ser guisado con jengibre y comido aquella misma noche.

El perdidoso vuel ve al hogar, donde le esperan su inquieta mujer y sus hijos, sin su dinero y sin el gallo.

En este foyer disouten los inteligentes, contemplan, extienden las alas y palpan los músculos de los animales destinados á la pelea. Unos van muy bien vestidos, seguidos y rodeados de los partidarios de sus gallos; otros, sucios, con el sello del vicio marcado en el escuálido semblante, siguen ansiosos los movimientos de los ricos y atienden á las apuestas, porque la bolsa puede vaciarse, pero no saciarse la pasión. Allí no hay rostro que no esté animado; allí desa parece el filipino indolente, apático y ca!lado, y se con vierte en un hombre vociferador, inquieto y vehemente.

De este lugar se pasa á la arena, que llaman Rueda. El piso, cercado de cañas, es más elevado que el de los dos anteriores, En los lados hay graderías para los jugadores. Durante el combate se Ilenan estas graderías de hombres y muchachos que gritan, sudan, riñen y blasfeman. En la Rueda están los prohombres, los ricos, los tahures famo- BOS, el contratista y el sentenciador. Sobre el suelo, apisonado perfectamente, luchan los animales, y desde allí distribuye el destino á las familias alegrías ó tristezas.

A la hora que entramos vemos ya al gobernadorcillo, á Capitán Pablo, Capitán Basilio y á un tal Lucas, hermano del hombre amarillo muerto por la cabria.

Capitán Basilio se acerca á uno del pueblo y le pregunta: -Sabes qué gallo trae Capitán Tiago?