Página:Noli me tángere (José Rizal).pdf/123

Esta página no ha sido corregida
121
NOLI ME TÁNGERE

lugar de besarla... ¡Ah! el día del juicio pronto viene, el mundo se acaba, muchos santos lo han profetizado, va á llover fuego, piedra y ceniza para castigar vuestra soberbia!, Y exhortaba al pueblo á que no imitase á esos salvajes, sino que huyese de ellos y los aborreciese, porque estaban excomulgados.

¡Oid lo que dicen los santos concilios!-decía.

—Cuando un indio encontrase en la calle á un oura, doblará la cabeza y ofrecerá el cuello para que el among se apoye en él; si el cura y el indio van á caballo, entonces el indio se parará, se quitará el salakot ó sombrero reverentemente; en fin, si el indio va á caballo y el cura á pie, el indio bajará del caballo y no volverá á montar hasta que el cura le diga sulung ó esté ya muy lejos. Esto dicen los santos concilios, y el que no obedezca estará excomulgado.»

—Y cuando uno monta un carabao?-pregunta un escrupuloso labriego á su vecino.

—Entonces... sigue adelante!-contesta éste, que era un casuísta.

Pero á pesar de los gritos y gestos del predicador, muchos se dormían ó distraían, pues aquel discurso era el mismo de siempre. En vano algunas devotas trataron de suspirar y lloriquear por los pecados de los impíos, pues tu vieron que desistir de su empresa, porque no hubo quien les hiciese coro. La misma hermana Puté pensaba todo lo contrario. Un hombre sentado á su lado se había dormido de tal manera, que se cayó sobre ella, descomponiéndole el hábito; la buena anciana cogió su zueco y á golpes empezó á despertarle, gritando: Quita, salvaje, demonio, carabao, perro, condenado!