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buen nombre. Un mes después de su llegada, casi todos se hicieron hermanos de la V. 0. T. [1], con gran tristeza de su rival , la Cofradía del Santísimo Rosario. El alma saltaba de alegría al ver en cada cuello cuatro ó cinco escapularios y en cada cintura un cordón con nudos, y aquellas procesiones de cadáveres ó fantasmas con hábitos de guingón. El sacristán mayor se hizo un capitalito vendiendo o dando de limosna, que es como se debe de decir, todos los objetos necesarios para salvar el alma y combatir al diablo: sabido es que este espíritu, que antes se atrevía á contradecirle a Dios mismo cara a cara, dudando de sus palabras, como se dice en el libro santo de Job ; que llevó por los aires á N. S. Jesucristo , como después en la Edad Media con las brujas, y continúa, dicen , haciéndolo aún con los asuang [2] de Filipinas, parece que hoy se ha vuelto tan vergonzoso, que no puede resistir la vista de un paño en que hay pintados dos brazos y teme los nudos de un cordón; pero esto no prueba otra cosa sino que se progresa también por este lado, y el diablo es retrógrado ó al menos conservador como todo el que vive en las tinieblas, si no quiere que le atribuyamos debilidades de doncella de quince años .

Como decíamos , el P. Salví era muy asiduo en cumplir con sus deberes; según el alférez, demasiado asiduo. Mientras predicaba - era muy amigo de predicar - se cerraban las puertas de la iglesia; en esto se parecía á Nerón que no dejaba salir á nadie mientras cantaba en el teatro ; pero aquél lo hacía para el bien y éste para el mal de las almas. - Toda falta de sus subordinados la solía castigar con multas, pues pegaba muy raras veces: en lo que se diferenciaba también mucho del P. Dámaso, el cual todo lo arreglaba á puñetazos y bastonazos , que daba riendo y con la mejor buena voluntad . Por esto no se le podía querer mal. Los ayunos y abstinencias, empobreciendo su sangre, exaltaban sus nervios y, como decía la gente, se le subía el viento a la cabeza. De esto venia a resultar que las espaldas de los sacristanes no distinguían bien cuando un cura ayunaba mucho ó comía mucho.

El único enemigo de este poder espiritual con tendencias de temporal , era, como ya dijimos , el alférez. El úni-


  1. Venerable Orden Tercera, de San Francisco
  2. Brujos.