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graves, canónigos, etc. En una elegante victoria creyó reconocer al padre Dámaso serio y con las cejas fruncidas, pero éste ya había pasado y ahora le saluda alegremente desde su carretela capitán Tinong, que va con su señora y sus dos hijas.

A la bajada del puente los caballos tomaron el trote, dirigiéndose hacia el paseo de la Sabana. A la izquierda, la fábrica de Tabacos de Arroceros dejaba oír el estruendo que hacen las cigarreras golpeando las hojas. Ibarra no pudo menos de sonreir, acordándose de aquel fuerte olor que á las cinco de la tarde saturaba el Puente de Barcas y le mareaba cuando niño . Las animadas conversaciones, los chistes llevaron maquinalmente su imaginación al barrio del Avapiés en Madrid con sus motines de cigarreras, tan fatales para los desgraciados guindillas, etc.

El jardín botánico ahuyentó sus risueños recuerdos: el demonio de las comparaciones le puso delante de los jardines botánicos de Europa, en los países donde se necesitan mucha voluntad y mucho oro para que brote una hoja y abra su cáliz una flor; recordó los de las colonias, ricos y bien cuidados y abiertos todos al público. Ibarra apartó la vista, miró á su derecha y allí vió a la antigua Manila, rodeada aun de sus murallas y fosos, como una joven anémica envuelta en un vestido de los buenos tiempos de su abuela.

¡La vista del mar que se pierde á lo lejos!

—¡A la otra ribera está Europa!— pensaba el joven .¡Europa con sus hermosas naciones agitándose continuamente, buscando la felicidad , soñando todas las mañanas y desengañándose al ocultar el sol... feliz en medio de sus catástrofes! ¡Si, á la otra orilla del infinito mar están las naciones espirituales, sin embargo, de que no condenan la materia, más espirituales aun que las que se precian de adorar el espíritu!... Pero estos pensamientos huyen de su imaginación á la vista de la pequeña colina en el campo de Bagumbayan [1]. El montecillo , aislado , al lado del paseo de la Luneta, llamaba ahora su atención y le ponía meditabundo. Pensaba en el hombre que le había abierto los ojos de inteligencia, hecho comprender lo bueno y lo justo. Las


  1. Allí , como es sabido , fué fusilado el autor de este libro.