so.—¡Quite usted! ¡La ha inventado un franciscano, uno de mi orden, fray no sé cuántos Savalls, [1] en el siglo ... siete!
—¡Un franciscano!—Bueno; ese habrá estado de misionero en China, ese padre Savalls,—replicó la señora, que no dejaba así sus ideas.
—Schwartz, querrá usted decir, señora,—repuso fray Sibyla sin mirarla.
—No lo sé; fray Dámaso ha dicho Savalls; ¡yo no hago más que repetir!
—¡Bien! Savalls ó Chevás, ¿qué más da? ¡Por una letra no se queda chino!—replicó malhumorado el franciscano.
—Y en el siglo catorce, no en el siete,—añadió el dominico en tono de correctivo, como para mortificar el orgullo del otro.
—¡Bueno, un siglo más ó un siglo menos tampoco le hace dominico!
—¡Hombre, no se enfade V. R.!—dijo el padre Sibyla sonriendo.—Tanto mejor que lo haya inventado él; así les ha ahorrado ese trabajo á sus hermanos.
—Y ¿dice usted, padre Sibyla, que fué eso en el siglo catorce?—preguntó con gran interés doña Victorina;—¿antes ó después de Cristo?
Felizmente para el preguntado, dos personajes entraron en la sala.
II
Crisóstomo Ibarra
No eran hermosas y bien ataviadas jóvenes que llamasen la atención de todos, hasta la de fray Sibyla; no era S. E. el Capitán general con sus ayudantes para que el teniente saliera de su ensimismamiento, avanzara algunos pasos, y fray Dámaso se quedase como petrificado: era sencillamente el original del retrato de frac, conduciendo de la mano á un joven vestido de riguroso luto.
—¡Buenas noches, señores! ¡buenas noches, padre!—fué lo primero que dijo capitán Tiago besando las manos á los sacerdotes que se olvidaron de dar la bendición: el dominico se había quitado las gafas para mirar al joven recién
- ↑ Inocente juego de palabras. Savalls es un famoso cabecilla carlista