—¡Preguntad!—le dijeron a Ibarra presentándole la rueda.—Hemos decidido que quien obtuviese la mejor contestación recibiría un regalo de los demás. Todos hemos preguntado ya.
—Y ¿quién ha obtenido la mejor?
—¡Maria Clara, Maria Claral - contestó Sinang. - Le hicimos preguntar quieras o no quieras: «¿Es su cariño fiel y constante?» y el libro contestó...
Pero María Clara, toda encarnada, la tapó lá boca con sus manos, y no la dejó continuar.
—¡Entonces, dadme la rueda!—dijo Crisóstomo, sonriendo.
—Pregunto: «¿Si saldré bien en mi actual empresa?»
—¡Vaya una fea pregunta!—exclamó Sinang.
Ibarra echó los dados, y con arreglo á su número buscaron la página y el renglón .
«¡Los sueños, sueños son!»- leyó Albino.
Ibarra sacó el parte telegráfico y lo abrió temblando.—¡Esta vez, vuestro libro ha mentido!—exclamó lleno de alegría.—¡Leed!
«Proyecto escuela aprobado , otro sentenciado á su favor.»
—¿Qué significa esto?—le preguntaron.
—¿No decíais que hay que regalar algo a la que mejor contestación obtenga ?—preguntó con voz temblorosa de emoción mientras partía cuidadosamente el papel en dos pedazos.
—¡Si! ¡Sí!
—Pues bien este es mi regalo,—dijo entregando á María Clara la mitad ;—en el pueblo he de levantar una escuela para niños y niñas; esta escuela será mi regalo.
—Y ese otro pedazo ¿qué quiere decir?
—Esto se lo regalaré à quien haya obtenido la peor respuesta.
—¡Pues yo!¡entonces á mi!-grito Sinang.
Ibarra le dió el papel y se alejó rápidamente.
—Y esto ¿qué quiere decir?
Pero el feliz joven ya estaba lejos y volvía á proseguir su partida de ajedrez.
Fray Salví se acercó como distraído al alegre círculo de los jóvenes, Maria Clara se secaba una lágrima de alegría,