Página:Noli me tángere (1903).pdf/163

Esta página no ha sido corregida

da era interesante y atraía hasta á los profanos. Las viejas, sin embargo, rodearon al cura para conversar con el sobre asuntos espirituales , pero fray Salvi no juzgaría apropiado el sitio nila ocasión, pues daba vagas contestaciones, y sus miradas, tristes y algo irritadas , se fijaban en todas partes, menos en sus interlecutoras.

Comenzó la partida con mucha solemnidad .

—Si el juego sale tablas, sobreseemos , se entiende—decía Ibarra.

A la mitad del juego , Ibarra recibió un parte telegráfico que le hizo brillar los ojos y ponerse pálido. Intacto lo guardó en su cartera, no sin dirigir una mirada al grupo de la juventud, que continuaba entre risas y gritos preguntando al Destino.

—¡Jaque al rey!—dijo el joven.

Capitán Basilio no tuvo más remedio que esconderle detrás de la reina.

—¡Jaque à la reina!—volvió a decir amenazándola con su torre, que resultaba defendida por un peón.

No pudiendo cubrir á la reina ni retirarla á causa del rey que estaba detrás, capitán Basilio pidió tiempo para reflexionar.

—¡Con mucho gusto!—contestó Ibarra;—tenía precisamente algo que decir ahora mismo a algunos en aquella reunión .

Y se levantó, concediendo á su contrario un cuarto de hora.

Yday tenía el disco de cartón en que estaban escritaş cuarenta y ocho preguntas; Albino el libro de las respuestas.

—¡Mentira! ¡no es verdad! ¡mentira!—gritaba medio llorosa Sinang.

—¿Qué te pasa?—preguntóle María Clara.

—Figúrate, pregunto yo: «¿Cuándo tendré juicio?» echo los dados, y ése, ese cura trasnochado lee en el libro: « ¡Cuando la rana crie pelo!» ¿Te parece?

Y Sinang le hace una mueca al exseminarista , que continúa riendo.

—¿Quién te manda hacer esa pregunta?—le dice su prima Victoria.— ¡El hacerla basta para merecer tales contestaciones!