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Sólo un hombre , el que hacía el oficio de piloto, permanecia silencioso y ajeno a toda aquella alegría. Era un joven de formas atléticas y de una fisonomía interesante por sus grandes ojos tristes y el severo dibujo de sus labios. Los cabellos negros, largos y descuidados, caían sobre su robusto cuello ; una camisa de tela basta y obscura, dejaba adivinar al través de sus pliegues los poderosos músculos que contribuían con sus nervudos y desnudos brazos á manejar como una pluma, un ancho у descomunal remo, que le servía de timón para guiar las dos bancas.

Maria Clara le había sorprendido más de una vez observándola: él entonces volvía rápidamente la vista á otra parte y miraba a lo lejos, al monte , á la orilla . Compadecióse la joven de su soledad y cogiendo unas galletas se las ofreció. El piloto la miró con cierta sorpresa , pero esta mirada sólo duró un segundo; tomó una galleta y dió las gracias brevemente y en voz apenas perceptible.

Y nadie volvió á acordarse más de él. Las alegres risas y las ocurrencias de las jóvenes no contraían ningún músculo de su rostro; no le hacía sonreír la alegre Sinang recibiendo pellizcos, que la obligaban á fruncir las cejas un instante para volver otra vez á su alegría como antes.

Concluido el desayuno, continuaron la excursión hacia los corrales de pesca.

Estos eran dos, colocados á cierta distancia uno del otro: ambos pertenecían á capitán Tiago. Desde lejos veíanse algunas garzas posadas sobre las puntas de las cañas del cercado, en actitud contemplativa , mientras algunas aves blancas, que los tagalos llaman kalauay ó calao, volaban en distintas direcciones, rozando con sus alas la superficie del lago y llenando el aire de estridentes graznidos.

Maria Clara siguió con la vista a las garzas que, al aproximarse las bancas, echáronse à volar en dirección al vecino monte.

-Anidan esas aves en el monte? - preguntó la joven al piloto, acaso más que para saberlo para hacerle hablar.

--Probablemente, señora, -contesto ;-pero nadie hasta ahora ha visto sus nidos.

-¿No tienen nido esas aves?

-Supongo que deben tenerlos, pues de lo contrario serlan muy desgraciadas.