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mientras el P. Salvi está de visita en una casa particular... ¡en casa de María Clara! Las beatas se hacían cruces, pero continuaban murmurando.

Juan Crisóstomo Ibarra había telegrafiado desde la cabecera de la provincia saludando á tía Isabel y á su sobrina, pero sin explicar la causa de su ausencia . Muchos le creían preso por su conducta con el P. Salví en la tarde del día de Todos los Santos. Pero los comentarios subieron de punto, cuando, a la tarde del tercer día, le vieron bajar de un coche delante de la casita de su futura y saludar cortesmente al religioso que también se dirigía á ella.

De Sisa y de sus hijos nadie se ocupaba.

Si ahora vamos á la casa de María Clara, un hermoso nido entre naranjos é ilang ilang, alcanzaremos aún á los dos jóvenes, asomados á una ventana que da vistas al lago. Sombreábanla flores y enredaderas, que trepaban en cañas y alambres, esparciendo un ligero perfume.

Sus labios murmuran palabras, más suaves que el susurro de las hojas y más perfumadas que el aire impregnado de aromas que vaga por el jardín . Era la hora en que las sirenas del lago, aprovechándose de las sombras del rápido crepúsculo de la tarde, asomaban por encima de las olas sus alegres cabecitas para admirar y saludar con sus cantos al sol moribundo. Dicen que sus ojos y cabellos son azules, que van coronadas de plantas acuáticas con flores blancas y rojas; dicen que de cuando en cuando descubre la blanca espuma sus esculturales formas, más blancas aun que la espuma misma, y que al descender completamente la noche empiezan ellas sus divinos juegos y dejan oír acordes misteriosos como de arpas eólicas; dicen también ... pero volvamos a nuestros jóvenes y oigamos el final de su conversación. Ibarra decía á María Clara:

—Mañana, antes de que raye el alba, se cumplirá tu de seo. Esta noche lo dispondré todo para que nada falte.

—Entonces escribiré á mis amigas, para que vengan. ¡Haz de modo que no pueda seguir el cura!

—Y ¿por qué?

-Porque parece que me vigila . Me hacen daño sus ojos hundidos y sombríos; cuando los fija en mí, me dan miedo. Cuando me dirige la palabra , tiene una voz... me habla de cosas tan raras, incomprensibles, tan extrañas...