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Corría desalada, perseguida por los temores y los siniestros presentimientos. ¿Habrían preso ya á su hijo Basilio? ¿A dónde ha huido su Crispín?

Cerca de su casa distinguió los capacetes de dos soldados por encima del cercado de su huerta. Imposible describir lo que pasó en su corazón : olvidóse de todo. Ella no ignoraba la audacia de aquellos hombres, que no guardaban miramientos aun con los más ricos del pueblo; ¿qué iba á ser ahora de ella y de sus hijos, acusados de hurto? Los guardias civiles no son hombres; sólo son guardias civiles; no oyen súplicas y están acostumbrados á ver lagrimas.

Sisa, instintivamente, levantó los ojos al cielo, y el cielo sonreía con luz inefable: algunas blancas nubecillas nadaban en el transparente azul. Detúvose para reprimir el temblor que se apoderaba de todo su cuerpo.

Los soldados dejaban su casa y venían solos: no habían detenido más que a la gallina que Sisa engordaba. Respiró y cobró ánimo.

—¡Qué buenos son y qué buen corazón tienen!—murmuro casi llorando de alegría.

Hubieran los soldados quemado la casa, pero dejando en libertad a sus hijos, y ella los habría colmado de bendiciones.

Miró otra vez agradecida al cielo , que surcaba una bandada de garzas, esas nubes ligeras de los cielos de Filipinas , y renaciendo en su corazón la confianza , prosiguió su camino.

Al aproximarse á aquellos hombres temibles, Sisa hacía de mirar a todas partes como distraída y fingía no ver su gallina, que piaba pidiendo socorro. Apenas pasó a su lado, quiso correr, pero la prudencia moderó sus pasos.

No se había alejado mucho cuando oyó que la llamaban imperiosamente. Estremecióse, pero hizose la desentendida y continuo andando. Tornaron á llamarla , pero esta vez con un grito y una palabra insultante. Volvióse á pesar suyo toda pálida y temblorosa. Un guardia civil la hacia señas con la mano.

Acercose Sisa maquinalmente, sintiendo su lengua paralizarse de terror y secándosele la garganta.

—¡Dinos la verdad ó sino te atamos à aquel árbol y te pegamos dos tiros!—dijo uno de ellos con voz amenazadora,