veces en la iglesia cuando no hay nadie en ella; se arrodilla y ora, creedlo . Con que, madre, dejaré de ser sacristán, se gana poco, y todavía lo que se gana se va en multas. Todos se quejan de lo mismo. Seré pastor, y cuidando bien lo que se me confíe, me haré querer del dueño; quizás nos dejen ordeñar una vaca para tomar leche ; á Crispín le gusta mucho la leche. ¡Quién sabe! quizás nos regalen una ternerita si ven que me porto bien ; la cuidaremos y la engordaremos como nuestra gallina . En el bosque cogeré frutas y las venderé en el pueblo juntamente con las legumbres de nuestra huerta, y así tendremos dinero. Armaré lazos y trampas para coger aves y gatos monteses, pescaré en el río , y cuando sea más grande, cazaré. Podré también cortar leña para vender o regalar al dueño de las vacas, y así le tendremos contento. Cuando pueda arar, le pediré me confíe un pedazo de tierra para sembrar caña de azúcar ó maíz, y no tendréis que coser hasta media noche. Tendremos ropas nuevas cada fiesta , comeremos carne y pescados grandes. Entretanto viviré libre, nos veremos todos los días y comeremos juntos. Y ya que dice el viejo Tasio que Crispín tiene mucha cabeza, le enviaremos á Manila á estudiar; yo le mantendré trabajando; ¿verdad, madre? Y será doctor, ¿qué decís?
—¿Qué he de decir? ¡Que sí!—contestó Sisa abrazando á su hijo.
Había notado que el hijo no contaba para nada con su padre en el porvenir, y lloró lágrimas silenciosas.
Basilio siguió hablando de sus proyectos con esa confianza de los años que no ve más que lo que se quiere ver. Sisa á todo decía sí, todo le parecía bueno . El sueño volvió a descender poco a poco sobre los cansados párpados del niño, y esta vez el Ole Luköie de que nos habla Andersen desplegó sobre él su hermoso paraguas, lleno de alegres pinturas.
Ya se veía pastor con su hermanito; cogían guayabas, alpay [1] y otras frutas en el bosque ; andaban de rama en rama, ligeros como las mariposas; entraban en las grutas y veían que las paredes brillaban ; bañábanse en los manantiales, y la arena eran polvos de oro, y las piedras como las piedras de la corona de la Virgen. Los pececillos
- ↑ Nephelium glabrum, Noron.