Pero á pesar de tantos cuidados y desvelos, la pobre señora murió dejando en la más profunda desolación á Rufina.
Las visitas del extranjero se hicieron aún más frecuentes y prolongadas; y sin su consuelo y cariño tal vez hubiera la joven sucumbido al dolor.
La generosidad de él, sus modales distinguidos, su notable ilustración, su aspecto físico bastante atrayente, y una juventud de 26 años, habían impresionado vivamente á la huérfana.
Rutina sentía á la presencia de él, ante xus delicadas é interesantes conversaciones, y ante sus expresivas y ardientés miradas, cierto encanto y atracción inexplicables.
Habíase producido entre los dos el íntimo y luminoso lazo de los espíritus.
Llama
Pocos días después del triste acontecimiento referido en el anterior capítulo, Rufina fué á habitar una pieza en el seno de una honrada familia del vecindario, donde era consolada y atendida con el mayor cariño.
Pasó algún tiempo sin volver á ver al extranjero.
Y meses después, cuando ya la epidemia había desaparecido y todo volvió en Buenos Aires á su estado normal, se instaló nuevamente en la humilde casa, que se recom-