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48 MEMORIAS SOBRE LA VIDA

cierta filosofía no debe al menos ponerse por encima de las razones humanas que le hacen un crimen de publicarla. Fácil sería demostrar (si fuera este el sitio de semejante demostración) que sólo el respeto que cada uno debe á la sociedad debe proscribir los pre- tendidos descubrimientos que el espíritu puede hacer contra las máximas gencralmente aceptadas en un estado en materia de política y, sobre todo, de reli- gión. La filosofía de Ninón es inexcusable á este res- pecto, y Mmc, de Sévigné pone de su parte á todas las personas honradas cuando en una de sus cartas se queja de verla tan peligrosa en un asunto de tal importancia.

Que justo motivo de alarma para esta madre razo- nable ver á su hijo, joven aún, y por la facilidad natural de su carácter, susceptible de todas las impre- siones, seguir á una mujer amable que le hacía un crimen de su simplicidad, y que sin cesar quería llevar su corazón al olvido de los principios que había reci- bido.

El conde empezaba á amarla; los consejos de la marquesa su madre, y de MMc, de La Fayette, no con- siguieron arrancarlo á esta inclinación. Era seductor, lleno de talento; Ninón lo escuchó en seguida, y sabiendo que era amado de la famosa Champ-Mélé, exigió que le sacrificara las cartas que de ella había recibido. ¡ Qué no harán los celos ! Ninón quería hacer de ellas un uso vergonzoso; quería enviárselas al mar- qués de Tonnerre, á quien esta actriz célebre enga- ñaba por el joven conde, á fin de hacerle dar, decía, un buen correazo. Pero MMe. de Sévigné, á quien su hijo confió la debilidad que había tenido de entregar las cartas, lo avergonzó por este sacrificio cruel y le hizo convenir en que aun en las cosas deshonestas hay