Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/6

Esta página no ha sido corregida

vi ENVÍO DE LAS MEMORIAS

pronuncian siempre con admiración el nombre de MUe, de Lenclós. La dicha de haberla visto y tratado excita aún sus lágrimas por haberla perdido. Vos lo sabéis, señor, yo he desesperado cien veces de esbozar un retrato que requeriría el pincel más delicado y seguro : cien veces me habéis vos traído de nuevo á la labor; y por mucho que haya sido vuestro auxilio y el de las personas cuyas luces y consejos he seguido, no tengo sin duda al obedeceros otra excusa verdadera que la singular estima que tuve siempre yo mismo por esta mujer filósofo y sobre todo el temor de que alguien menos bien guiado que yo le hiciera un más flaco servicio pintando sólo sus debilidades.

La antigúedad que os es tan bien conocida, señor, no ofrece ninguna mujer célebre cuya comparación no sea injuriosa á MU*. de Lenclós. Leontium, como se la ha nombrado alguna vez, 0s parecerá como á mí poco digna de este honor por el mal uso que hizo de su talentc. Osó escribir contra el ilustre Teo- frasto ; lo que dió origen á un proverbio citado por Plinio cuyo sentido era que no había más que ahorcarse, puesto que las más altas personas estaban expuestas á tales afrentas. MUe*. de Lenclós no envi- leció nunca su talento. Tuvo el corazón débil, lo coniieso; había adquirido en esto desde temprano principios que debían extraviar esta parte del alma que los sentidos arrastran y seducen con harta faci- lidad; pero ¡ qué raro es que una inclinación tan viva hacia el placer no conduzca á la pérdida de todas las virtudes! El menor defecto de las mujeres galantes, dice M. de la Rochefoucauld, es la galantería.

Doy á Me. de Lenclós, en la mayor parte de sus Memorias, el nombre de Ninón, que parece que al