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14 MEMORIAS SOBRE LA VIDA

portar al barrio de Saint-Germain para tomar unos : baños de que habla con una alegría tan poco com- patible con el exceso de sus males.

De vuelta al Marais, y casi aniquilado por la cruel parálisis, que sólo le dejaba libre el espiritu, no tuvo desde luego otro recurso que hacer llevar su figura contrahccha á casa de sus conocimientos. Pero Ninón, yendo á pasar días enteros junto á él, abrajo bien pronto á su casa todo lo que había de más distinguido en la corte y la ciudad, haciendo así al pobre Scarrón el más señalado favor. No es de ella pues como se ve de quien el famoso caballero de Gramr>wnt había aprendido á malquistarse con sus amigos, cuando estaban enfermos.

No era Scarrón entonces el único de. quien se veían privadas sus tertulias ordinarias. Fampoco veia hacía algún tiempo á un filósofo, un sectario de la voluptuosidad á Desyvetaux, en fin (1).

Sabía ella que asuntos de familia habían amena- zado su fortuna de algún riesgo; y la situación en que había podido colocarle el suceso que ella igno- raba, aumentaba su alarma. Resolvió, pues, irlo á buscar y arrancarlo á la pena de que lo suponía devorado, á pesar de la alegría y prudencia de su ca- rácter. Ninón se engañaba; Desyvetaux seguía siendo feliz. Permitaseme escribir aquí las singulares ra-

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os hace amable, — Aquélla ni tenía voz ni laúd — Y puso 4 los griegos en gelo — De manera tan furiosa — Que á fe mía faltó poco — Para destruir el campo — É irritar al airado Héctor; — Una joven tan hermosa — Siempre promovió que- rella. — Por miedo á que no ocurra otro tanto. — Tratad de no herir ad — Y mandad á vuestros ojos — Que no causen tantas víctimas.

(1) Nicolás Vauquelin, muerto en 1648 4 los 90 años.