Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/241

Esta página no ha sido corregida

CARTA XLVII

No me admiran las incitaciones que os dirige la rival de la condesa. Conozco bien á las mujeres. No dudéis un instante de que si emplea todos los refina- mientos de la coquetería, es por quitar á la condesa su amante; la habéis impresionado, pero moderad vuestro amor propio, porque es el deseo de venganza, es el motivo más poderoso que la impulsa. Su vanidad está interesada en castigar á la condesa por las pre- ferencias que ha obtenido. Las mujeres no perdonan esas cosas. Habdis encontrado en la rival de la con- desa lo que exigís de ésta. Os ofrece por adelantado el premio de vuestras solicitudes y veo que seréis tan poco delicado que terminaréis por aceptar sus ofreci- mientos. El corazón de todos los hombres está siempre por la más fácil.

Deberiais enrojecer si la condesa tuviera algo que reprocharos. ¡ Á qué mujer preferís! Una mujer sin delicadeza, sin amor; una mujer guiada por el atrac- tivo del placer únicamente, más vana que sensible, más voluptuosa que tierna, más viva que afectuosa, no quiere, no desea en vos más que vuestra juventud con todas las cualidades que la acompañan.