214 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS
que otra le hubiera dirigido. Salió disgustado; y ved lo que es el corazón. En el primer momento temi haberle separado de mí para siempre. Tentada estuve de reprocharme, por mi crueldad; creía que había estado demasiado cruel, pero la reflexión me consoló. ¿Han producido, alguna vez, inconstancia los rigores? »
Nosotras hablamos de esto extensamente, y lo que la condesa me dijo, me convenció de que su resolu- ción estaba tomada. Podréis clamar contra la injus- ticia y tratarla de excéntrica é inhumana, pero ella no quiere más dulzuras de amor que las que nada costarán á su dignidad; y sigue esta resolución con más firmeza de lo que yo me suponía. La pérdida de vuestro corazón sería una pérdida de la que nunca se consolaría.
Pero las condiciones que imponéis para vuestra perseverancia le parecen muy duras para ser acep- tadas; capitular con vos. Espera poder conservaros sin traicionar á su deber; es un proyecto digno de elia y deseo que le resulte mejor que el plan que pre- paró para guardarse del amor. Experemos los acon- tecimientos.
¿Os veré mañana en casa de la presidenta?... Á poco que podáis hablar, no dudo que haréis la paz.
