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8 MEMORIAS SONRE LA VIDA

(dice Á sus amigos) que nos han cargado de todo lo que hay de más frivolo, y que los hombres se han reservado el derecho 4 las cualidades esenciales : desde ahora me hago hombre. Y asf lo hizo, é hizo bien, dice uno de nuestros ingeniosos escritores modernos (1).

Asi pues no hay que juzgar á Ninón como á mujer sometida á mil pequeñeces y reparos. No tiene otra moral que la de los más honrados de su siglo, y de ella no la veremos apartarse.

Cierta conformidad de humor, de espíritu y, sobre todo, de amor al placer, la hizo trabar conocimiento con la célebre Marión de Lormes que, en una edad ya avanzada, conservaba aún encantos que la hicieron adorar hasta su muerte. Esta mujer amable á quien el cardenal de Retz, como hombre de sotana, trata de algo menos que una prostituta, habia sabido hacerse perdonar las debilidades de su corazón en favor de otras mil buenas cualidades. Una feliz reputación de gusto y de talentos, tanto como las gracias de su figura la habían mantenido entre las gentes sin prejuicios en una consideración que es difícil de conservar con tan grande inclinación á los placeres. La misma selección de sus amantes la había distinguido mucho tiempo de las mujeres galantes de su siglo. D... fué el único que le afearon. Bien es verdad que este último, objeto del odio público, tenía que dañar la reputación de Marión de Lormes, sospechosa esta vez de no haberse rendido más que al interés. Ninón en cambio se respetó sobre todo siempre en este particular.

(1) Véase el fin de las Confesiones del conde de... 2.* edi- ción.