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AL MARQUÉS DE SÉVIGNÉ 189

Después de todo estoy 'tentada de compadeceros y si os viera tomar esto muy á pecho, no sé qué haría para endulzar vuestra situación. Pero conozco vuestra energía; en cuanto pasen los primeros momentos veréis que el mejor partido que podéis tomar es el de reduciros á la cualidad de amigo que tan genero- samente os hemos ofrecido. Debéis de teneros por feliz, porque vuestra despedida podría ser absoluta. No os hagáis de ello un gran trofeo; seríais peor tratado si os temiéramos más. Adiós, marqués. La condesa que está á la cabecera de mi cama os dice mil cosas tiernas, satisfecha de la discreción con que habéis procedido; no insistir cuando dos damas se oponen, es el máximun de la galantería. Tanta modestia las desarmará seguramente y podrá algún día excitar su piedad. Esperad. Os lo permitimos.

DE LA CONDESA.

Aunque concibisrais las esperanzas más halaga- doras pondría dos palabras al pie de esta carta. No la he leído, pero sospecho que se 'trata de mí. He que- rido escribiros por mi mano que hoy estaremos solas. Quisiera también asegurarme de que os amo de un modo insignificante, que á nada compromete y de que tengo todos los deseos del mundo de no amaros más. No obstante, si decidierais venir, os participo que vuestro corazón se expondrá á un gran peligro. Me quieren hacer creer que estoy más bella que nunca y nunca me he sentido tan dispuesta como hoy para trataros mal.