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AL MARQUES DE SEVIGNÉ 193

resistencia que le he opuesto ha sido preciso amarle y mi razón justifica á mis ojos el agrado que me inspira. ¡Feliz si no me procura nunca un cambio de sentimientos! No he podido menos de dejarle entrever mi verdadera manera de pensar; temía que me creyese tan ridícula como parecía. Y cuando mi sinceridad debía hacerme menos amable á sus ojos (porque yo sé que la frivolidad cautiva á los hombres más que el mérito efectivo) quiero mos- trarme á él tal cual soy. Sentiré no deber su corazón más que á una perpetua mentira de toda mi per- sona.

» Menos sorpresa me causa — dijo entonces M. de la Sabliére — la novedad de vuestro proyecto que la habilidad con que habéis hecho plausible una idea tan singular. Es imposible extraviarse con más talento. Habéis experimentado la suerte de todos los que se empeñan en la verdad, de un determinado sistema. Dan largos rodeos, pero de nada les sirven, porque tropiezan con los escollos que querían evitar. Usando del privilegio, que me habéis concedido, de deciros sinceramente la verdad, os aconsejaré que toméis el estado de mujer razonable, porque es el único medio de que conservéis la tranquilidad. Nunca se gana nada capitulando con la virtud. »

Cuando oí que la conversación tomaba este giro, comprendí qué iba á terminar; me alejé rápidamente y no pensé más que en satisfacer vuestra curiosidad. Me he excedido escribiendo. Dentro de dos días vol- vemos á París.