Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/188

Esta página no ha sido corregida

176 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS

puesto que se me ha escapado la palabra, estoy ten- tada, á trucque de molestaros, de explicar por qué singular gradación hc llegado á ser lo que habéis visto.

» Durante mi matrimonio llevé una vida retirada. Vos conocísteis al conde y su gusto por la soledad. Viuda ya, mi incertidumbre fué grande al tratar de determinar la forma de presentarme en el mundo. Me interrogué á mi misma; en vano quise ocultár- melo : me gustaban los placeres de sociedad y al mismo tiempo estaba resuelta á observar en mi con- ducta, pireza de costumbres. ¿Cómo conciliar todo esto? Muy dificil me pareció formar un sistema de conducta que, sin comprometerme, no me privase de las dulzuras de la vida. j

» He aquí cómo yo razonaba. Destinadas á vivir entre los hombres, hechas para agradarles y para compartir su bienestar, debemos también sufrir sus extravagancias. Sobre todo, hemos de temer su malig- nidad con nosotras. Parece que en nuestra educa- ción no se han propuesto más objeto que el de hacer- nos aptas para el amor; es la única pasión que nos han permitido y, por una contradicción extraña y cruel, no nos han dejado más que una gloria : la de resistir 4 nuestra inclinación. Examinaba lo que había que hacer para aproximar en la vida dos extremos tan opuestos y por todas partes no encontraba más que inconvenientes.

» Somos — me decía á mi misma — lo bastante sencillas, cuando entramos en el mundo, para ima- ginar que la mayor felicidad de una mujer es la de amar y ser amada; entonces suponemos que el amor está fundado en la estimación, sostenido por el reco- rocimiento de cualidades amables, depurado por la