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1685 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS

es que esa belleza ha hecho olvidar todo lo demás. Mientras dura su esplendor una mujer se ve conside- rada, celebrada; una brillante corte la rodea. Se jacta de que siempre la mirarán con los mismos ojos. ¡ Qué soledad tan espantosa cuando la edad viene á des- pojarla del solo mérito que la hacía brillar! Yo qui- siera que la belleza fuese únicamente la enseña de todas las otras cualidades.

En resumen, marqués, que en amor, lo que más se usa es el ingenio. Una unión de corazón es la pieza en que los actos son más cortos y los entreactos más largos. Si no es con los talentos ¿ con que vais á llenar los intermedios? La posesión coloca á todas las mu- jeres al mismo nivel, y las expone, á todas por igual, á la infidelidad. La bella y la linda — cuando no son más que esto — no tienen en este respecto ninguna ventaja sobre la que no lo es; en este caso, el ingenio cs el que marca la diferencia. Él sólo hace que en una misma persona se encuentre esa variedad tan nece- saria para prevenir el disgusto. Sólo eso puede llenar el vacío de una pasión satisfecha y en cualquier situa- ción puede servirnos admirablemente para ver reali- zados nuestros propósitos, ya para alejar nuestra derrota y hacerla más halagadora, ya para asegurar nuestras conquistas. Los mismos amantes se aprove- chan de ello. ¡ Cuántas cosas quieren aunque se vuel- van contra ellos! La condesa cultivando su talento musical entiende perfectamente sus intereses y los vuestros.

Releo mi carta y temo que la encontréis excesiva- mente seria. Los efectos de entregarse á las malas compañías. Cené ayer con M. de La Rochefoucauld- Siempre que lo veo me vuelvo seria y esta seriedad me dura tres ó cuatro días por lo menos.