Página:Ninon Lenclos Cartas.djvu/162

Esta página no ha sido corregida

150 CARTAS DE NINÓN DI LENCLÓS

cuando los deseos ahogados á medias por los escrú- pulos de una buena educación os hagan enrojecer en secreto, entonces disminuirá vuestra severidad y las faltas de las demás os parecerán más excusables. El sentimiento de vuestra debilidad no os permitirá considerar vuestra virtud como infalible. Y no es eso sclo; la escasa fuerza que podréis poner enfrente de una inclinación impetuosa os hará dudar de si habéis tenido virtud alguna vez. ¿Puede decirse de un hom- bre que es valiente mientras no se ha batido? Lo “nismo sucede con nosotras. Sólo los ataques contra nuestra virtud dan á esta realidad positiva, lo mismo que el peligro la da al valor. Mientras no se ve al enemigo se ignora hasta qué punto es terrible y cuál será el grado de resistencia que le opongamos.

» Para que una mujer pueda jactarse de ser esen- cialmente virtuosa por sus propias fuerzas, es pre- ciso que ningún peligro, ningún motivo ni pretexto sean capaces de hacerla sucumbir. Es necesario que la ocasión más favorable, el amor más tierno, la segu- ridad del secreto, la estimación y la confianza más perfecta en el que las ataca, todas estas circuns- tancias reunidas no puedan nada contra su valor; de modo que, para saber si una mujer es virtuosa, en la verdadera acepción de la palabra, debe supo- nerse una que escape á tantos peligros juntos; porque nada significa resistir al amor con un temperamento refractario á él, á la ocasión sin estar enamorada, ó al temperamento faltando la ocasión. Su virtud será incierta si no ha sido atacada al mismo tiempo con todas las armas que podían vencerla; podría decirse que, si hubiera tenido otro temperamento, no hubiera resistido al amor ó que con una ocasión favorable, la caida sería segura ».