CARTA XVIII
He reflexionado acerca de la situación en que 03 halláis y sobre el apuro que tan indeciso os trae y tanto os preocupa. Pero, después de todo, ¿creéis que sea necesario hacer en forma una declaración de amor? ¿Es que habéis leído en nuestros antiguos novelistas que en la galantería se procedía con la misma regularidad que en los tribunales? Eso sería portarse con demasiado formulismo. Creedme, dejad — como os decía en mi anterior — que el fuego se encienda y que tome cada día más incremento y veréis que sin deciros que os amáis avanzaréis más que si os hubiereis arrullado con declaraciones de las que empleaban nuestros abuelos. Confesiones de amor, que son en absoluto inútiles y que esparcen en una pasión días nebulosos. Suspenden por com- pleto los avances. Tened esto muy presente, marqués : una mujer se persuade de que es amada mucho mejor por lo que adivina que por lo que se le dice. Proceded como si hubicreis hecho la declaración que tanto os preocupa ó imitad al caballero tomando su aire desenvuelto y superficial. La conducta que delante de vos sigue con él la condesa es una ley
