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122 CARTAS DE NINÓN DE LENCLÓS

lección para el que quiere analizar los placeres.

Quiero corregirme. Si yo os he dicho que no estáis en lo cierto al enorgulleceros con la elección que hacen las mujeres y con sus sentimientos por vos- otros; si he dicho que los motivos que las determinan nada tienen de sublimes, añado ahora que ellas se equivocan del mismo modo, si imaginan que el amor que las declaráis y que las sirve de galardón, es pro- ducido siempre por la fuerza de sus encantos ó por la impresión de su mérito. ¿Cuántas veces ocurre que esos hombres que las atacan tan respetuosamente, que hacen gala de sentimientos tan delicados, tan halaga- dores para la vanidad, que parece que respiran por ellas y para ellas, y que no tienen otro deseo que la felicidad de la amante, cuántas veces, repito, esos hombres que alardean de tan hermosos sentimientos, son impulsados por razones completamente opuestas? Estudiad, penctrad en el fondo de esas almas y veréis en el corazón de éste, en lugar de un amor desintere- sado, los descos más impceriosos; en el de aquél el ansia de vuestra fortuna, la gloria de tener una mujer de una clase clevada; en un tercero encontraréis moti- vos aun más humillantes : serviréis para dar celos á otra mujer á quien ama rcalmente. Habrá intimado con vos para contraer un mérito, despidiéndoos rui- dosamente. ¿Qué más os he de decir? El corazón es un insoluble enigma. Es un compuesto extraño de las cosas más opuestas. Creemos conocer lo que pasa en él y sólo conocemos el efecto, pero ignoramos la causa. Aunque exprese sentimientos con sinceridad, no hagáis mucho caso de ella. Puede suceder que sus impulsos tengan causas contrarias á la que creemos sentir. Así los hombres y las mujeres no saben casi nunca á punto fijo lo que les hace querer ó sentir de