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Ene. 1827.
INDIOS FUEGUINOS.

notables por el pelo largo "como la melena de un león" que les crece en él. Parecían ser la más miserable, asquerosa raza, muy inferior, en todos los aspectos, de los patagones. No mostraron la menor inquietud por la presencia del señor Sholl, o de nuestras naves tan cerca de ellos, ni tampoco se metieron con él, pero permanecieron en cuclillas alrededor del fuego, mientras él estuvo cerca. Esta indiferencia aparente, y total falta de curiosidad, nos dio un opinión desfavorable de su carácter intelectual, de hecho, parecían estar muy poco apartados de las bestias, pero el conocimiento posterior que tuvimos de ellos nos convencieron que normalmente no eran deficientes mentales. Este grupo estaba quizás estupefacto por el tamaño inusual de nuestros buques, porque las naves que frecuentan este Estrecho rara vez superan las cien toneladas de arqueo.

A primera hora de la mañana siguiente continuamos avanzando. Los indios ya estaban remando a través de la bahía en dirección norte. Cuando llegamos a la cuadra de ellos, observamos que de repente un humo espeso se levantaba de sus canoas. Probablemente habían alimentado el fuego, que ellos siempre llevan en el centro de la canoa, con ramas verdes y hojas, con el fin de atraer nuestra atención, e invitarnos a comunicarnos con ellos.

Fue notorio que la tierra desde cabo Negro comenzó a estar cubierta de árboles, pero estos son enanos, comparados con los de bahía Agua Fresca. Cerca de este lugar, también, el terreno asume un aspecto más verde, luciendo también más alto, y de apariencia más variada. En los alrededores de Rocky point nos llamaron la atención algunas partes del terreno, las cuales, por la regularidad de su forma, y también por la cantidad y porte de los árboles que crecían en sus bordes, daban la apariencia que alguna vez habían sido terrenos limpios; y nuestro piloto Robinson (que posee una fértil imaginación) nos informó que eran los campos, antiguamente despejados por los españoles, y que ruinas de edificaciones habían sido descubiertas últimamente cerca de ellos. Por algún tiempo creímos su cuento, pero resultó ser completamente carente de fundamento. Estas extensiones aparentemente despejadas después encontramos que eran causadas por la inusual pobreza del suelo, y por haber sido invadidas