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Ene. 1827
INDIOS PATAGONES.

de mucha persuasión, accedieron. Al principio se oponían a que sus compañeros se embarcaran con nosotros, a menos que dejáramos rehenes por su seguridad, pero como esto fue rechazado, ellos no insistieron en este punto, y los tres jóvenes se embarcaron. Iban a bordo cantando; con gran alegría.

Mientras el buque se preparaba para zarpar, fui a tierra donde un gran número de indios estaban esperando en la playa. Cuando mi embarcación se varó, ellos estaban montados, y reunidos en un lugar. Me sorprendió oír a la mujer dirigirse a mí en español, del cual, sin embargo, ella sabía unas pocas palabras. Luego de haberle regalado medallas a cada uno del grupo, desmontaron (excepto los de más edad) y en pocos minutos nos hicimos conocidos. En ese momento el comandante Stokes había desembarcado, con varios de sus oficiales, los que aumentaron nuestro grupo casi al doble del número de ellos, no obstante lo cual no demostraron miedo ni inquietud. La mujer, cuyo nombre era María, era muy comunicativa; me contó que el hombre era su marido, y que tenía cinco hijos. Uno de los jóvenes, quien luego descubrimos que era hijo de María, era uno de los jefes de la tribu, montaba un caballo muy fino, bien arreglado, y equipado con una brida y montura que habrían hecho honor a un respetable caballero de Buenos Aires o Montevideo. El joven llevaba pesadas espuelas de cobre amarillo, como las de los gauchos de Buenos Aires. El aspecto juvenil y femenino de este joven nos hizo pensar que era hija de María, no fue hasta nuestra siguiente visita que descubrimos nuestro error. La ausencia de bigotes y barba les da a todos los más jóvenes un aspecto muy afeminado, y muchos no pueden ser distinguidos, en apariencia, de las mujeres, sino que por la manera en que envuelven sus mantas alrededor de ellos, y por el pelo, el cual es enrollado en filetes de hilados de lana peinada. Las mujeres cruzan su manto sobre el pecho como un chal y lo amarran con dos alfileres de fierro o broches, alrededor de los cuales se retuercen tiras de abalorios y otros adornos. También usan el cabello dividido, y reunido en largas trenzas o colas, que cuelgan cada una delante de cada oreja, y las que tienen el pelo corto, usan colas falsas hechas de crines de caballo. Bajo