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Jun. 1830.
NO CANAL SAN SEBASTIÁN.

que me había sobrepasado del lugar verdadero, especialmente porque la tierra continuaba plana y sin interrupciones, por muchas millas hacia el NO, mientras que hacia el SE parecía montañosa e irregular.

"Habiendo recorrido a lo largo de la costa varias millas, mirando todavía desde la cofa que continuaba el mismo tipo de costa, tan lejos como alcanzaba ver las olas en la playa, sin ninguna abertura, viramos y nos dirigimos hacia el norte, seguros que el canal San Sebastián no existía dentro de muchas millas de la posición que figura en la carta.

"En la tarde el tiempo se puso muy brumosos, con lluvia, un viento regular soplando directamente hacia la costa y los barómetros bajando, por lo que izamos velas para alejarnos de tierra y de las aguas bajas, en las que se producían grandes olas por la forma del fondo. A medianoche estábamos a una buena distancia.

"El día 10.- viento regular del NE, barómetro bajo, tiempo brumoso, con lluvia constante, me habrían impedido acercarme nuevamente a tierra si hubiese estado dispuesto a hacerlo. Aunque estaba renuente a dejar alguna parte de la costa de la Tierra del Fuego inexplorada, mientras tuviera el buque tan operativo, y a todos conmigo con buena salud, pero también tenía que recordar nuestra distancia del punto de reunión designado, el estado de nuestras provisiones, de las cuales quedaban a bordo solo para tres semanas, y que se me ordenó estar en Río de Janeiro el 20 de este mes. Por lo tanto decidí acelerar hacia puerto Deseado, en beneficio de las medidas de los cronómetros, y de allí dirigirnos a Montevideo y Río de Janeiro. Previamente había considerado llevar a los fueguinos, que teníamos con nosotros, a Inglaterra, confiando que el beneficio final que obtendrían de haber conocido nuestros hábitos y lenguaje, compensarían el alejamiento temporal de su país. Pero esta decisión no había sido considerada cuando los traje por primera vez a bordo, yo entonces pensaba detenerlos sólo mientras estuviéramos en sus costas, aunque después viendo que eran felices y estaban con buena salud, comencé a pensar en las diversas ventajas que podrían resultar para ellos y para sus compatriotas, como también para nosotros, llevarlos a Inglaterra, educarlos tanto como fuera posible, y entonces