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Jun. 1830.
FALLAMOS EN LLEGAR A SAN DIEGO.

Buen Suceso, para completar la leña y el agua, y obtener la marcha de los cronómetros, antes de dejar la costa. El viento y la marea nos favorecieron, y al mediodía estábamos fondeados en bahía Buen Suceso. Poco después salí del Beagle, en mi bote, con provisiones para una semana, con la intención de desembarcar cerca del cabo San Diego, y dirigirme a pie hasta el cabo llevando los instrumentos, pero encontré la mar atravesada en el estrecho y una costa rocosa sin un lugar en el que un bote pudiese desembarcar; aunque me arriesgué de que fuese golpeada y hecha pedazos por tratar de desembarcar en el único lugar que me pareció que había una posibilidad. Después de esta escapada, traté más lejos, pero sin éxito; nos llegó la oscuridad y si no regresaba de inmediato, durante el reflujo, la corriente de flujo habría comenzado y me habría obligado a fondear con un rezón, durante una noche glacial, con fuertes corrientes de marea y con la tripulación del bote totalmente mojada. Por lo tanto, me devolví, y bogamos hacia la bahía Buen Suceso., ayudados por la marea, pero el mar revuelto hizo que la embarcación se llenara de agua hasta la mitad más de una vez, por lo que dimos gracias cuando estuvimos nuevamente a salvo a bordo del Beagle. Habiendo fracasado este plan para establecer la latitud del cabo San Diego, pensé efectuarlo fondeando el Beagle en el estrecho, unas dos o tres millas al este de la bahía Buen Suceso, y entonces unir el cabo mediante triangulación con puntos conocidos, los extremos de esta bahía y el cabo Buen Suceso , estaban correctamente determinados, servirían de base.

"Junio 5.- Obtuve algunas observaciones del sol esta mañana y al mediodía, además de demarcaciones y ángulos para verificar otros anteriores. Toda la tripulación estuvo ocupada en hacer leña y aguada, preparándonos para volver a Montevideo. Un gran albatros fue derribado por mi timonel, medía aproximadamente catorce pies de un lado a otro de sus alas.

"6.- La nieve que cubría el suelo cuando estuvimos aquí por primera vez se había ido, y el tiempo era relativamente suave. La escarcha de la noche no fue más que la de una noche de invierno en Inglaterra, los termómetros registraban entre 27° y 32°. La marea fue cuidadosamente registrada este día, porque había