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1830.
ESTRECHO LE MAIRE - BAHÍA BUEN SUCESO

de conseguir pescado es darle pedazos de vidrio roto o botones a los nativos, que los atrapan en los sargazos, mediante una lienza con una carnada, sin gancho, atraen los peces hasta la superficie del agua y luego los cogen con la mano, o, si el pez se ha tragado la carnada, tirándolo fuera del agua antes que pueda soltarse, como he mencionado antes.

"Con la luz del día (24.-), estando a la altura de cabo Buen Suceso, nos abrimos camino y nos dirigimos hacia al estrecho de Le Maire, con un temporal del sur, y espesos chubascos de nieve. El estrecho parecía despejado de todo obstáculo, no había rocas, ni siquiera se veían sargazos. La costa desde el cabo Suceso hasta el extremo norte de bahía Suceso es alta y escarpada, con profundidades para un buque tan cercanas a lo que podría desear, o debería ser. Ceñimos durante el fuerte temporal de nieve, con el temor de que podríamos sobrepasar el puerto, y después de virar, entramos a la bahía Buen Suceso, y fondeamos a sotavento de su punta sur como un fondeadero temporal. Tan pronto como el buque estuvo seguro, fui a mirar si había un mejor fondeadero, y cuando moderó, viramos y nos cambiamos a un lugar en que suponía sería seguro cuando estuviésemos fondeados en aguas tranquilas, con sesenta brazas en nuestra ancla de proa, y cincuenta en la otra, las anclas estaban en ocho y siete brazas respectivamente, en un despejado fondo de arena. El temporal continuó durante el día, y aumentó hacia la noche, rolando más hacia el este, y enviando marejada dentro de la bahía. El viento era muy frío, y la nieve y los granizos se congelaban rápidamente cuando caían en cualquier parte expuesta de la nave. Entre las ocho y las nueve sopló muy fuerte; después estuvo mucho más moderado; y a la medianoche había sólo un viento regular del ESE. Una marejada larga entonces comenzó a entrar a la bahía desde el mismo cuadrante, pero el buque estaba fondeado tan seguro, y la noche parecía que estaba mejorando tan rápido, con los barómetros subiendo constantemente, que me fui a la cama sin ningún pensamiento de temor respecto a su seguridad: sin embargo, estaba apenas dormido cuando me avisaron que el ancla de babor, nuestro cable del lado del mar, se había cortado. Subí al instante a cubierta, encontrándome con una excelente noche y sin que hubiese aumentado el oleaje, por lo que al principio pensé que era un error, pero rápidamente me dí cuenta que el buque estaba presentando su costado a las olas, sobre