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CABO KINNAIRD - PUERTO ESPAÑOL - CABO BELL.

muchas dificultades en obtener un lugar para el bote. El 7.- hubo mucha marejada y viento para permitirnos proseguir nuestro avance, asi que fui a varios puntos para tomar ángulos y demarcaciones. Una de estas estaciones fue en una gran roca, que parecía una torre, levantada sola en medio de una llanura.

"El tiempo fue menos desfavorable, y el mar mas calmado el 8.- , echamos nuestro bote al agua y navegamos hacia el este. Al pasar el cabo Kinnaird, observamos un gran número de focas, tantas en verdad que ellas cubrían completamente varias de las grandes rocas.

"Puerto Español resultó ser una bahía poco profunda, llena de rocas, y peligrosos arrecifes recubrían su orilla, sin refugio, aunque había fondeadero para un navío.

"En una gran cueva en una roca, que formaba la parte sur de una pequeña ensenada en la que nuestro bote fue amarrado, encontré huellas recientes de indios, que habían dejado huesos de guanacos y pájaros cerca de las cenizas de una gran hoguera. Entré en la cueva una distancia considerable, hasta que se hizo demasiado oscuro para proseguir mi camino más lejos, pero no llegué a su término. Después navegamos hacia el este otra vez, con poca vela, arribando antes de anochecer a un ricón entre rocas salientes. Muchos guanacos estaban por los alrededores alimentándose; pero, después de nuestros disparos a uno de ellos, todos se fueron. En cada lugar en que desembarcábamos, encontrábamos huellas de indios, aunque hasta el momento habíamos visto sólo un grupo durante este viaje. El terreno cercano a nosotros, en el lado este de puerto Español, o más bien bahía, parecía llano, aunque aquí y allá había colinas bajas, cuyos lados orientales estaban densamente cubiertas por bosques: algunos de los árboles (haya) crecían bastante altos y rectos como para hacer mástiles y vergas para un buque pequeño, aunque probablemente su calidad sería inadecuada.

"10 de mayo. Durante un fuerte temporal, subí a la colina más alta, cerca del mar, y vi muchas rocas, en las que el mar estaba rompiendo, como no lo había visto antes. El 11.- pasamos a través de un corriente de marea muy peligrosa en cabo Bell. Había poco o nada de viento, pero era casi imposible utilizar nuestros remos, porque el agua estaba muy revuelta: estaba