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Abr. 1830.
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COMPASES AFECTADOS - CABO DE HORNOS.

viento falló completamente. Durante la noche tuvimos una brisa que nos podría haber llevado al último lugar, pero como deseaba ver y tomar demarcaciones de la tierra cuando pasara, no continué hacia allá; y en la mañana estábamos detenidos por vientos suaves y una corriente que nos empujaba hacia el norte.

"17.- Durante la primera parte del día tuvimos brisas leves variables, apenas suficientes para ayudarnos en contra de la corriente que parecía tirar constantemente hacia dentro de la bahía, desde el mar, a razón de más o menos un nudo. La forma en que nuestros compases fueron afectados en esta bahía fue notable, todos extremadamente lentos, y a menos que se les sacudiera permanentemente, no mostraban la demarcación magnética correcta, o coincidir en conjunto, lo más cerca en dos puntos. Les afilé los centros con mucho cuidado, y examiné sus tapas de ágata, sin que mejoraran sus resultados. Estos compases considerados los mejores en otros lugares, aquí eran tan malos como los peores; uno excelente, basado en el principio de Alejandro, con suspensión central, era casi inútil. Al emplear los compases en tierra, los de rosas pesadas con grandes agujas habían sido menos afectados por la influencia local que los con livianas y delicadas rosas de Kater: los pesados tenían una variación promedio de 24° a lo largo de toda la costa, y los Kater diferían en algunos lugares tanto como 19° a 28°, casi coincidiendo unos con otros, pero no con los compases Gilbert o Alexander, ambos con rosas relativamente pesadas.

"Pasamos demasiado cerca del cabo West, pero afortunadamente una vez sobrepasado, navegamos a lo largo de la costa con una brisa suave, y rodeamos el cabo Spencer al atardecer. El tiempo estaba tan brumoso que no pudimos ver el cabo de Hornos, y confundimos al primero con el famoso cabo, especialmente, porque la vista, de la parte inferior del cabo Spencer parecía la cabeza de un rinoceronte de dos cuernos, pero al continuar acercándonos apareció el cabo de Hornos. El viento falló cuando entramos a la bahía San Francisco, lo que nos dio la alternativa de fondear en aguas profundas, o dejarnos arrastrar por la corriente: por lo tanto fondeamos afuera de la ensenada San Joaquín, cerca de la roca Seal. Pasamos una buena noche, así que nos quedamos tranquilos hasta la mañana siguiente, en que navegamos con una brisa del norte para fondear en caleta Saint Martin.