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Abr. 1830.
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TIEMPO - DESCUBRIMIENTO DEL SEÑOR MURRAY.

"Los barómetros habían por fin comenzado a subir; y durante la noche pasada y el día de hoy, el viento era muy fuerte con mucha lluvia. El viento cambió de la cuarta del norte a la del sur, rolando por el SE, lo que, por supuesto, haría que el mercurio subiera mucho después de haber estado tan bajo, por lo que pensé que el tiempo podría ser extremadamente malo.

"14.- El oficial de navegación regresó y me sorprendió con la información que había pasado a través y mucho más allá de bahía Nassau. Había ido muy poco hacia el norte, pero una larga distancia hacia el este, habiendo pasado por un canalizo estrecho, de alrededor de un tercio de milla de ancho, que lo llevó a un canal recto, de aproximadamente dos millas o más de ancho y que se extendía casi de este a oeste, hasta donde alcanzaba la vista. Hacia el oeste del canalizo por el cual entró, había una abertura hacia el noroeste, pero como sus órdenes especificaban dirigirse al norte y al este, siguió la rama oriental del canal, buscando una abertura en cualquiera de los dos lados, sin encontrarla. En el lado norte había una cadena de montañas, cuyas cumbres estaban cubiertas de nieve, que se extendía unas cuarenta millas, que después se convertían en cerros comunes que, cerca del lugar al que llegó, terminaban en unos acantilados de tierra o arcilla hacia el agua. Desde los acantilados de arcilla su vista no fue interrumpida por ninguna tierra en dirección ESE, por lo tanto él debió haber estado mirando el comienzo del mar exterior. Como sus provisiones estaban casi agotadas, se apresuró en regresar.

"En el lado sur del canal también habían montañas, de altura considerable; pero, hablando generalmente, esta costa era más baja que la opuesta. El Sr. Murray vio gran número de nativos cerca del canalizo estrecho y más de un centenar de canoas fueron vistas en un día, cada una transportando dos a seis personas. Estos fueguinos tenían muchas pieles de guanacos y los huesos de este animal los convertían en puntas de lanza, había muy pocas pieles de focas. Las chozas eran grandes y cómodas, en comparación con las de las tribus occidentales, eran construidas de pequeños árboles amontonados con sus extremos hacia arriba y amarrados por su parte superior, por su parte exterior estaban cubiertas con arbustos, pasto, etc. para mantener el frío fuera, y la tierra en el interior era excavada hasta muy por debajo de la superficie del terreno. Algunas podían contener cerca de dos veces más personas