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Mar. 1830.
NATIVOS DISPERSADOS.

de fuego. Al parecer los salvajes sabían que tenían sólo dos alternativas escapar o morir, y que al tratar de capturarlos ellos con seguridad herirían a algunos de nuestro grupo con sus lanzas, piedras o sus largos cuchillos hechos de piezas de aros de hierro. Por lo tanto me quedé con el teniente Kempe, en el cúter, para observar sus movimientos, y envié a bordo mi bote con el hombre que había sido herido. Los fueguinos pudieron escapar separadamente a través de los arbustos y estuvieron rápidamente fuera de nuestra vista y alcance. Disparamos unos cuantos tiros para asustarlos, miramos su retirada por la parte superior de las áridas colinas y luego fuimos a ver sus chozas, que no deberían estar muy lejos, como yo pensaba, pero después de buscar sin éxito en todas las ensenadas, vimos una humareda en el lado opuesto del seno, en una de las islas Whittlebury, de modo que concluí que había sido encendido por el resto de la tribu, y siendo tarde, regresé a bordo.

"9.- Con la luz del día, la mañana siguiente, fui a buscar las chozas, en las islas Whittlebury, en el lado norte del seno; vimos su humo cuando estábamos a mitad del camino, pero no por mucho tiempo más. Los nativos probablemente nos vieron, y apagaron inmediatamente el fuego, conociendo bien la diferencia entre nuestro bote y sus propias canoas, y darse cuenta que veníamos de una parte del seno distante del punto en el cual ellos esperaban que apareciera su propia gente, y navegando con un viento regular que una canoa no podía intentar enfrentar. Las chozas estaban totalmente desiertas, y se habían llevado casi todas sus cosas, pero cerca de sus cabañas encontramos un trozo de "línea blanca del rey" muy nueva, por lo tanto nuestra embarcación *[1] había estado ahí o estas eran algunas de las personas que la robaron. Buscamos en vano a los últimos ocupantes de las cabañas, sólo encontramos sus perros, que también se habían escondido. Mirando alrededor en el otro lado de este islote, vimos dos canoas bogando alejándose de las islas, aunque soplaba un viento regular, y había una mar con oleaje considerable. Sabiendo, por el lugar en que estaban, y su rumbo, que eran los fugitivos de las chozas, los perseguimos y regresamos con ellos antes que

  1. * En el bote perdido había varias piezas de repuesto "línea blanca del rey", nuevas.