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Mar. 1830.
ALTERCADO CON NATIVOS.

chubascos muy fuertes, con relámpagos y truenos, pasaron sobre el buque esta tarde, haciendo bajar el simpiesómetro más de lo que jamás había presenciado. Siguieron lluvias muy intensas.

"8.- En la mañana estaba en un cerro tomando ángulos, cuando una humareda grande fue hecha por los nativos en un punto situado a la entrada del puerto; y a mi regreso a bordo de la nave, me enteré que habían visto dos canoas, las que parecían estar llenas de gentes. Suponiendo que eran extraños, fui en un pequeño bote con dos hombres a verlos, y averiguar si poseían alguna cosa obtenida de nuestra perdida ballenera, porque pensé que era probable que ella hubiese sido llevada a lo largo de la costa hacia el este, para eludir nuestra búsqueda. Los encontré en una ensenada muy cerca de donde nuestros carpinteros estaban trabajando. Acababan de desembarcar y estaban cortando ramas de los árboles. Me sorprendió ver un grupo tan grande, cerca de catorce en total, todos los cuales parecían ser hombres, excepto dos mujeres que estaban cuidando las canoas. Querían que fuera hacia ellos, pero permanecí a cierta distancia, levantando unos trozos de hierro y cuchillos, para inducirlos a que ellos vinieran hacia mí, porque en el agua éramos menos desiguales. Se fueron poniendo más audaces y amenazantes a su manera, y creo que habrían tratado de apoderarse de mí y del bote, si no hubiese llegado a la ensenada el teniente Kempe con seis hombre en el cúter, sus maneras cambiaron radicalmente y comenzaron a consultarse entre ellos. Estaban en ese momento en una roca que se eleva abruptamente del agua, y las canoas que yo quería revisar, estaban al pie de la roca. Bajo estas desventajas locales, no podía proseguir sin armas, porque ellos tenían piedras, hondas y lanzas, listas en sus manos. El teniente Kempe y yo regresamos a bordo en búsqueda de más hombres, porque decidí sacarlos del puerto, pues me pareció absolutamente necesario. Ya que ellos o sus compatriotas, nos habían robado una embarcación, y habían puesto en peligro la vida de varias personas y si hubiesen sido autorizados a permanecer cerca de nosotros, la pérdida de parte del otro bote que estaba ya construido podría haber seguido, además de muchas cosas que pertenecían a los carpinteros y al armero, que ellos utilizaban a diario en tierra.

"Otro motivo para inspeccionar las canoas, surgió