Página:Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836.djvu/477

Esta página no ha sido corregida
Mar. 1830.
409
FUEGUINOS - YORK MINSTER.

el clima moderado y un poco de sol, podría esperarse que regresase en una semana o diez días. Llevaba un cronómetro y otros instrumentos necesarios. Dos de los tres niños, abandonados por su madre en puerto Stewart, los envié con el Sr. Murray, para ser dejados con cualquier fueguino que encontrara más hacia el oeste, desde donde pronto encontrarían a sus amigos. El tercero, que tendría unos ocho años, estaba aún con nosotros; ella parecía estar feliz y saludable, por lo que decidí mantenerla como rehén por el bote robado, y tratar de enseñarle inglés. El teniente Kempe construyó una casa temporal para los carpinteros, y otros trabajadores, cerca del buque y del lugar elegido para las observaciones, de manera que todo nuestro establecimiento quedara junto. La mayor parte de los materiales para la embarcación ya estaban preparados, por lo que no esperábamos que su construcción fuera muy larga, bajo la capaz dirección y asistencia del Sr. May.

"3.- Algunos fueguinos en una canoa se acercaron a nosotros esta mañana, parecían deseosos de subir a bordo. No tenía ningún deseo de su compañía, y lamenté que nos hubiesen encontrado, porque era de esperar que ahora nos visitaran diariamente tanto de día como de noche, y nos robaran todo lo que dejáramos a su alcance. Habiéndoles hecho señas de que nos dejaran, sin resultado, envié al Sr. Wilson a ahuyentarlos y disparar su pistola por sobre sus cabezas para asustarlos. Entonces se fueron, pero sólo hasta alrededor de un punto cercano al buque; así que envié un bote nuevamente para sacarlos del puerto y disuadirlos de que nos hicieran otra visita. Refleccionando, mientras el Sr. Wilson los seguía, que si uno de esos nativos estuviese a bordo, habría una posibilidad de que aprendiera suficiente inglés para que fuera un intérprete, y por este medio pudiésemos recuperar nuestro bote perdido, por lo que decidí embarcar al hombre más joven, porque él, con toda probabilidad, tendría lazos menos fuertes que lo unieran a su pueblo que otros más mayores, y que podrían tener familias. Con estas ideas fui hasta ellos y colocando su canoa al costado de mi bote, le dije a un joven que entrara en ella, así lo hizo, muy despreocupadamente, y se sentó, al parecer contento y satisfecho. Los otros no dijeron nada, ni a mí ni a él, y se fueron remando fuera del puerto tan rápido como podían.