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PUERTO STEWART - SEGUNDA BÚSQUEDA.

una sana lección, de ayuda, de los extranjeros. En todo caso, cuando se separaron, nuestros pasajeros estaban tan descontentos como alegres los otros. Cuando llegamos a bordo, alimentamos a nuestros prisioneros con manteca de cerdo y mariscos, lo que les gustaba más que cualquier otra cosa, y los vestimos con mantas viejas.*[1]

"A la mañana siguiente (16.-) levamos y navegamos a lo largo de la costa hacia el cabo Castlereagh, en el lado este de bahía Desolación. Muchas rocas dispersas e islotes rocosos vimos cercanos al cabo Desolación y en la bahía. En la tarde llegamos a una abertura estrecha, la que parecía la salida de un puerto cercano al cabo Castlereagh, y encontramos un muy buen fondeadero, muy apropiado para ambos propósitos de continuar el levantamiento y buscar el bote perdido.

"17.- El oficial de navegación y yo, con el cúter y una ballenera, partimos en una segunda persecución, llevando provisiones para una semana. En la primera ensenada en que busqué, a no más de dos millas del Beagle, encontré un pedazo de la linea del escandallo del bote, la que había sido dejada en una choza abandonada recientemente. Esto aumentó nuestras esperanzas; y, además de las señas hechas por nuestros prisioneros, nos convencieron que estábamos en el camino correcto.

"Me llevé un joven como guía, y en el cúter el oficial de navegación llevó a las dos mujeres más corpulentas, dejando al resto de los prisioneros a bordo. Por lo que pudimos apreciar, ellos parecían entender perfectamente de que su seguridad y futura libertad dependía de que nos mostraran donde encontrar la embarcación.

"Deseando rodear las islas Stewart; y después de inspeccionar numerosas ensenadas, y encontrar señales que un grupo de nativos había pasado por la misma ruta dentro de los últimos dos días, nos detuvimos en un lugar protegido para pasar la noche. Después de haberle dado a nuestros prisioneros todos los alimentos que podían comer, choros, lapas y carne de cerdo, los dejamos descansar cerca del fuego, a los tres juntos. No los amarré, y tampoco creí necesario mantener una vigilancia especial, suponiendo que sus niños dejados

  1. * Después nos pareció que habíamos tomado las familias de los mismísimos hombres que le robaron el bote al Sr. Murray.