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NATIVO MATADO - REGRESO AL BUQUE.

decirlo así. La mujer más vieja de la tribu era tan fuerte, que dos de los hombres más fornidos de nuestro grupo apenas pudieron sacarla de debajo de la orilla del arroyo. El hombre al que se le disparó era uno de aquellos que había tomado como guía del bote, y el otro estaba entre los prisioneros. Las chaquetas del Sr. Murray fueron encontradas en las chozas divididas en pedazos para colocarlos encima de los hombros. Embarcamos los indios (dos hombres, tres mujeres y seis niños) y regresamos al lugar donde habíamos pasado la noche anterior. Uno de los hombres que escapó era un tuerto que habíamos visto anteriormente, era el más activo de todos y pronto estuvo fuera de nuestro alcance. Dos o tres escaparon con él, a los que no vi con claridad.

"Que se hubiese perdido una vida en la lucha, lo lamenté profundamente, pero si el fueguino no hubiese recibido el disparo en ese momento, su próximo golpe podría haber matado a Elsmore, que estaba casi bajo el agua, y medio aturdido, y ya apenas podía luchar, cuando sintió que el agarre del hombre se relajaba. Cuando estuvieron bien embarcados y antes que nosotros les hiciéramos ninguna pregunta, los nativos parecían estar muy ansiosos por decirnos donde estaba nuestra embarcación; pero apuntaban en una dirección totalmente opuesta a la que nos habían indicado previamente. Los vigilamos cuidadosamente toda la noche, y a la mañana siguiente (14.-) comenzamos nuestro regreso hacia el Beagle, con veintidós almas en la embarcación. Mi objetivo era, ponerlos en condiciones de seguridad a bordo, recorrer la costa con la nave hasta un puerto más hacia el este, y entonces iniciar una nueva búsqueda, llevando algunos de mis prisioneros como guías, y dejando al resto a bordo para garantizar que los primeros permanecieran, y no nos engañaran. Hicimos un avance aceptable, considerando que el bote estaba tan sobrecargado, y el día 15.- llegamos al Beagle con nuestra carga viviente. En el camino nos encontramos con una familia de nativos, cuya choza y canoa revisamos, no encontrando nada de nuestra propiedad, los dejamos no solo sin molestarlos, sino que les dimos unas pocas cosas, las cuales a sus ojos eran valiosas.

"Esta conducta pareció sorprender a nuestros prisioneros, que, por lo que pudimos ver, recibieron