Página:Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836.djvu/462

Esta página no ha sido corregida
396
FOGATAS - TRATAMIENTO DE LOS NATIVOS.

no los interrumpí hasta que amaneció (8.-), cuando continuamos nuestra búsqueda en la dirección que los nativos habían indicado; pero después de examinar varias ensenadas sin encontrar ningún rastro de los fueguinos, nos apresuramos en regresar hacia las chozas que habíamos visitado el día anterior. Navegando cerca de la costa, una humareda se levantó de pronto desde una pequeña ensenada cercana a nosotros, en la que desembarcamos de inmediato, miramos todo el alrededor, pero sólo encontramos huellas de dos fueguinos, probablemente los fugitivos, que acababan de lograr encender fuego cuando nosotros pasábamos por allí. Esto demuestra lo rápido que encuentran los materiales para ese propósito, porque cuando nos dejaron, no tenían ni hierro, ni piedras de fuego (pirita), ni ningún tipo de yesca. Se habían llevado dos chaquetas impermeables que el Sr. Murray amablemente les había puesto encima para mantenerlos abrigados; aunque, tratado de la manera en que lo había sido últimamente, uno podría haber pensado que él no habría sido el primero en preocuparse por su comodidad. Menciono estos hechos para mostrar cual fue nuestra conducta con estos salvajes, y que no se ejerció crueldad sin motivo hacia ellos.

"Después de buscar a estos dos indígenas y las chaquetas del Sr, Murray, las cuales en ese momento los pudo proteger de enfermarse, regresamos a nuestra embarcación, y nos dirigimos camino a las chozas. En cuanto los presidiarios nos vieron, echaron a correr, y nosotros los perseguimos, tratando, en vano, de detenerlos. Decepcionados de la esperanza de obtener un guía, decidimos impedir que esta gente escapara lejos, y difundieran cualquiera información que pudiera obstaculizar la recuperación de nuestro bote, lo que esperábamos diariamente: por lo tanto destruimos dos canoas y parte de una tercera, que los nativos estaban construyendo, y quemamos todos los materiales que podrían serles útiles para construir otra canoa.

"9.- Al día siguiente, fuimos directamente hasta el cabo Desolación cruzando la bahía, contra un viento regular: bogando por turnos, la embarcación avanzó rápido sobre el agua, y entrada la noche llegamos a la ensenada de la que los ladrones habían partido la primera vez, cuando robaron el bote; pero ningún rastro de que hubiesen estado allí de nuevo, fueron encontrados. Pensé que era probable que ellos volvieran para ver qué había sido de nuestro grupo, y si nuestra gente estaba lo suficientemente débil para saquearla de nuevo, o tal vez atacarlos.