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PICOS HORACIO - BOTE PERDIDO.

"Feb. 2.- Todavía muchos chubascos e inestable. Este temporal comenzó del NNO y roló al SSO. Mucha lluvia viene generalmente de la cuarta NO y como el viento cambió al sur, el clima se volvió más despejado. Los chubascos de la cuarta del sur traen una gran cantidad de granizos con ellos.

"3.- Pude tomar una serie de ángulos desde el monte Horacio, sobre la nave, el cielo estaba despejado cerca del horizonte. El teodolito había sido dejado cerca de la cima desde el 28, todos los días habían estado demasiado malos para usarlo. Estas colinas puntiagudas requieren tiempo y esfuerzo para su ascenso; pero la amplia gama de vistas que se obtiene desde sus cumbres en un día despejado nos recompensa ampliamente. Si la altura es suficiente, da una visión panorámica de muchas leguas y muestra de un vistazo donde están los canales, donde las islas, y cual es la naturaleza de la tierra y agua circundantes. El estado destrozado de todos estos picos es notable: las heladas, creo, deben ser la causa principal.

"Después de haber sido engañados por el magnetismo del monte Skyring y otros lugares, nunca más confié en los compases en las alturas, pero siempre establecí una señal cerca del agua, a cierta distancia y desde ella obtenía la demarcación astronómica de mi estación en la cumbre. Esta tarde preparamos el buque para zarpar tan pronto como llegase el oficial de navegación.

"4.- Tiempo moderado. Me sorprendió que el oficial de navegación no hubiese aparecido, aún, pero tenía plena confianza en la prudencia de su actuar y sabiendo que había estado todo el tiempo entre las islas, y que en cualquiera de ellas pudo detener su embarcación y permanecer a salvo durante los temporales, no sentía mucha ansiedad, porque supuse que se habría quedado tomando los ángulos necesarios y observando, en los cual se había retrasado por el mal tiempo que últimamente habíamos experimentado.

"A las tres de la mañana (5.-), me despertaron para contarme que la ballenera se había perdido - robada por los nativos; y que su patrón y dos hombres recién habían llegado al buque en una tosca canoa, hecha como una gran canasta, de mimbre cubiertos con pedazos de lonas y calafateados con arcilla, hacía mucha agua, y difícil de bogar en ella. Habían sido enviados por el oficial de navegación, quien, con las otras personas, se encontraban en la ensenada del cabo Desolación, donde