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Dic. 1829.
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ABERTURAS INEXPLORADAS - BAHÍA OTWAY.

sabiendo su latitud dentro de las cinco millas de la verdadera, no puede dejar de reconocerlo, si el tiempo está lo suficientemente claro. Aves silvestres y mariscos son muy escasos allí, probablemente porque los fueguinos los han espantado o consumido. Desde la cima de una montaña, en el extremo este de la isla grande, vi a gran distancia dos canales o aberturas, los que parecían continuar lejos hacia el este, entre muchas islas y tierra muy desmembrada. Esta sucesión de islotes, rocas, y rompientes, tal como se presentaba la costa, fue sorprendente: conté muchos cientos, mientras miraba hacia el este desde una sola estación.

"Deseaba mucho saber a donde llevaban esas aberturas, y si existía una comunicación directa a través de ellas con el estrecho, lo que parecía casi seguro, pero teniendo en cuenta el tiempo ya pasado, la extensión de la costa a ser levantada, y la pequeña ventaja de esta información, excepto satisfacer mi curiosidad, decidí continuar al siguiente promontorio, una montaña en el extremo SE de la bahía Otway, cuya posición ya había establecido con respecto a las estaciones en isla Recalada.

"Si hay un paso a través de esas aberturas de la bahía Otway, no debe ser apto para buques, pues debe estar obstaculizado por rocas y rompientes en las que no podría encontrar refugio en caso de tiempo lluvioso antes de salir de el, y las nubes y la lluvia son frecuentes. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados, al navegar en los intervalos de buen tiempo y fondeados en los temporales, pero esto se debía en gran parte a una muy cuidadosa atención al barómetro y al simpiesómetro. "Después de haber dejado bahía Latitud, nos empopamos hasta la medianoche en que viramos hacia tierra nuevamente, con todo el velamen desplegado, con el fin de "mantener nuestro rumbo" en contra de nuestro antiguo enemigo, la corriente. "Con la luz del día (29), no habíamos abatido hacia sotavento por la corriente, estábamos en una buena posición para continuar el levantamiento desde el lugar que habíamos dejado la noche anterior. Viramos tan pronto como la tierra pudo verse claramente, rodeamos la isla Recalada muy cerca de las rocas más alejadas y entonces gobernamos hacia el cabo Tate (el extremo de la montaña que mencioné ayer). Esas aisladas rocas no son muy peligrosas, pues el mar