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Dic. 1829.
APÓSTOLES - JUECES - CORRIENTE.

tener una mala noche. Contrariamente a lo esperado, el viento no aumentó mucho, pero el tiempo cerrado y el fuerte oleaje me indujeron a mantenerme más alejado de lo que primero había deseado. A las once p.m. Nos empopamos y nos mantuvimos ahí hasta el amanecer del 4, cuando nos dimos cuenta que nos encontrábamos mucho más al sur y que la costa del cabo Pilar estaba en dirección N al O, el cabo mismo estaba cerrado. Navegamos hacia tierra, con la esperanza de poder sacarle algún provecho al día, pero estos deseos pronto terminaron, porque antes de que hubiésemos navegado una distancia suficiente para trazar una línea de base, el tiempo se puso tan brumoso que nos obligó ceñir. Vimos justo lo suficiente para descubrir una serie de rocas y rompientes situadas a considerable distancia de la costa. Después del mediodía despejó, por lo que nuevamente nos dirigimos hacia tierra, pero encontramos que la corriente nos tiraba con fuerza hacia el sur, por lo que fue necesario desplegar todas nuestras velas y ceñir para evitar perder de vista la tierra. Con el viento fuerte y un barco marinero bueno para ceñir no podíamos mantener nuestro rumbo y a las siete de la tarde estábamos cerca de un islote que se desprende del cabo Sunday. Habíamos visto muy poco de la costa hasta ahora: la corriente había vuelto la corredera de patente inútil para medir bases y el tiempo era muy desfavorable para efectuar observaciones astronómicas. La tierra parecía ser alta y montañosa hasta tan lejos como el cabo Deseado, desde donde parecía más baja y más quebrada, formando una gran bahía entre este cabo y el cabo Sunday. Varias rocas en las cuales la mar rompía violentamente se esparcían a cierta distancia de la costa, además de esos dos grupos llamados los Apóstoles y los Jueces, este último cercano al cabo Deseado y el primero un poco al sur del cabo Pilar.

“5.- Para nuestra vergüenza, nos encontrábamos a gran distancia de la costa; la isla Recalada que estaba ocho millas a sotavento en la tarde anterior, ahora estaba de cara al viento y a unas seis leguas. Un viento fuerte, con mucho oleaje, nos impidió recuperar la tierra perdida que se encontraba en dirección norte, por lo que preferí mantenerme hacia el SE llevado por el viento buscando un puerto, pues parecía inútil tratar de levantar esta costa mientras navegáramos, teniendo que lidiar contra obstáculos como una corriente de una milla por hora y un cielo