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Jun. 1829.
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CABO QUOD - GOLFO DE XAULTEGUA.

se había dicho sobre las dificultades que aveces se encuentran al intentar atravesar el Estrecho, por lo que nos preocupaba enormemente no perder una oportunidad de seguir adelante. Durante esta noche las ráfagas fueron muy fuertes. El tenedero debe haber sido excelente, ya que los williwaws llevaban al buque de un lado al otro como si hubiese sido un trocito de madera en el agua.

“26. Zarpamos esta mañana, capeamos el cabo Quod, y seguimos hacia el oeste, ya que el tiempo había despejado y estaba muy bueno. La parte donde la corriente se siente más la pasamos entonces. El cabo Quod se proyecta tanto hacia el sur que el Estrecho es allí muy angosto, aunque muy profundo, como fuerte es la corriente.

“27. Al amanecer nos encontramos a barlovento de caleta Marian. Mirando hacia el este sobre la tierra cercana al cabo Quod, es de apariencia muy desolada y accidentada. Los casi perpetuos vientos del oeste impiden que la vegetación crezca en las alturas expuesta a su acción. Por eso el aspecto desolado de las costas occidentales de la Tierra del Fuego. Vimos una vela mas allá del cabo Notch, y justo antes que fondeáramos, cerca de la costa de caleta Half Port, distinguimos que era el Adelaide.

“28. Una mala mañana, nevando y soplando, pero el viento moderaba entre las ráfagas, fui en una ballenera a inspeccionar el golfo de Xaultegua, por lo que bogamos a lo largo de la costa sur hacia cabo Monday. Habiendo ganado cierta distancia hacia barlovento, aunque la nieve era tan densa que era imposible ver la costa, navegamos a vela a través del Estrecho, topando con el lugar dentro de un cable de distancia. Cuando la nieve dejó de caer, vimos un gran espacio de agua delante nuestro, y la tierra opuesta estaba a lo menos a unas cinco millas de distancia. Navegamos hacia un islote de aspecto extraño en el medio del golfo, muy similar a la figura desmoronada de la legendaria Esfinge, pero la nieve volvió casi incesante, solo permitiéndonos ver nuestra ruta a intervalos, mientras el viento era muy fuerte aún para nuestras velas aferradas, por lo que desembarcamos, y subimos el bote sobre una isla. Yo esperaba encontrar una abertura que me llevaría al seno Skyring; y la tripulación de mi bote, estando casi tan ansiosa como yo lo estaba, importándonos poco el viento o la nieve. Esta noche hicimos una carpa más grande que lo usual, levantando una vela juanete, y