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Jun. 1829.
ISLA RUPERT - MAREA - BAHÍA BORJA.

inmediatamente, y largamos otra ancla, y pasamos el resto del temporal, que fue extremadamente violento, sin movernos.

“En el instante que nuestra ancla agarró, supe que debíamos estar sobre una cordillera, de la cual el teniente Skyring me había hablado, que se extiende entre las isla Rupert y Carlos III, a través de la cual la marea tira con más fuerza, a razón de cerca de tres nudos. La isla Rupert todavía estaba a sotavento, a una distancia de menos de media milla.

“22. Soplando fuerte y lloviendo. A las 9 A.M. Aclaró y moderó un poco, pero pasaba una corriente tan fuerte, hacia el sur, que no pudimos intentar virar. Se diferencia aquí con la del medio canal en dos horas , que pueden ayudar mucho a un buque si consigue tener la marea ocho horas en su favor.

“A las once levamos anclas, y estuvimos listos para movernos con el cambio de la marea.*[1]. A la una izamos y nos hicimos a la vela con un viento moderado del NO, y manteniéndonos cerca de la isla Carlos III, y haciendo cortas bordadas, tuvimos el tiempo de la marea, mientras que en el canalizo del Estrecho la corriente estaba corriendo hacia el SE. Fondeamos en bahía Batchelor ( o rada York ), escogiendo un sitio exterior para tener más espacio para virar a la salida y trabajar con la marea de la mañana. Sopló fuerte durante la noche, pero estuvimos seguros, aunque la marea tiraba a lo menos tres nudos donde nosotros estábamos.

“23. Comenzamos y navegamos hacia el oeste, y a las nueve estábamos a la cuadra de bahía Borja; pero por tratar por más, casi perdimos todo lo que habíamos ganado, porque al intentar atravesar desde la bahía, esperando llegar al cabo Quod, la marea llenante nos tocó tan fuerte, que nos costó tres horas de trabajo llegar cerca de un fondeadero aún en bahía Borja. Tuvimos lluvia y aguanieve continuamente durante todo el día, y sopló fuerte en la noche, pero con bastante cadena afuera, los velachos y las velas más bajas aferradas, y los mastelerillos del juanete sobre la cubierta, estábamos listos para cualquier cosa.

“24. Fuertes ráfagas, con lluvia casi constante, nos impidieron movernos hacia oeste, y un tiempo similar continuó durante todo el día, poniéndose peor en la noche. Si hubiéramos tenido provisiones en abundancia no me habría importado este atraso, porque podríamos haber permanecido al ancla hasta que hubiese pasado; pero mucho

  1. * Al izar el ancla de proa, nos encontramos que había perdido una uña.